-Te invito a desayunar, a esquiar y a venirte a París conmigo.
+Estás loca.
-¿Por qué?
+Apenas me conoces.
-¿Qué más da? Me fío de ti.
+Hace falta más que eso.
-¿Hace falta que me gustes?
+Por ejemplo, y que me digas que la Torre Eiffel no tiene sentido sin mi arriba.
-No lo tiene.
+Y que me abrigues cuando tenga frío, y tengas preparado un café.
-No lo dudes.
+Y que me des la mano con fuerza y me abraces.
-Haré todo lo que quieras.
+Y que me quieras.
-Te querré, te querré tanto que no vas a poder creer que se puede ser tan feliz.
+¿Se podrá?
-Ponme a prueba.
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